La historia de Malala
Yousafzai, la chica que quería estudiar y desafió a los talibanes.
NUEVA DELHI
(EFE)
Malala Yousafzai, que obtuvo hoy el premio Nobel de la Paz, es
una joven paquistaní conocida por su defensa del derecho a la educación
femenina en su país y que el 9 de octubre de 2012 fue víctima de un atentado
llevado a cabo por un grupo vinculado a los talibanes.
Nacida el 12 de julio de 1997 en la ciudad de Mingora,
Pakistán, adquirió notoriedad al escribir un blog para la BBC utilizando el
seudónimo de Gul Makai.
En dicho blog denunciaba las atrocidades sufridas bajo el
régimen del Tehrik-i-Taliban (TTP), que ocupó militarmente el valle del río
Swat matando a muchos de sus habitantes, destruyendo las escuelas y prohibiendo
la educación de las niñas entre 2003 y 2009.
El 9 de octubre de 2012 fue víctima de un atentado en Mingora
cuando dos miembros del TTP subieron al autobús escolar en el que se encontraba
Malala y la dispararon con un fusil, alcanzándola en el cráneo y en el cuello.
El entonces portavoz del grupo terrorista, Ehsanullah Ehsan, afirmó que
volverían a intentar matarla y reivindicó el atentado en un comunicado en el
que reiteraban que la "sharía", que está en contra del modelo educativo
secular, les obligaba a ello.
La joven fue internada en un hospital de Rawalpindi, cerca de
Islamabad, la capital del país, donde le extrajeron una bala que tenía alojada
en el cuello, cerca de la médula espinal.
Fue candidata al premio Nobel de la Paz de 2013, lo que la
convirtió en la nominada más joven de la historia con sólo 16 años y en octubre
de 2013 fue galardonada con el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia que
otorgan los presidentes de los grupos políticos del Parlamento Europeo.
El 15 de enero de 2014 recibió el Premio Convivencia Manuel
Broseta junto a la científica Pilar Mateo. Este último premio lo recogió en
marzo en la ciudad española de Valencia donde reivindicó hoy "el poder de
la palabra" para luchar contra el terrorismo y defendió el derecho a la
educación para aprender no sólo conocimientos de materias sino
"igualdad" y "a respetar la cultura y la religión de
otros".
Sólo con la plena participación de la mujer en los asuntos del planeta se podrá lograr la paz mundial. Y la clave para esta participación esencial de la mujer en el establecimiento del orden mundial será la educación que se imparta a todos los seres humanos, independientemente de su sexo, raza, nacionalidad, clase o religión. Cuando toda la humanidad reciba la misma oportunidad de educación y se haga realidad la igualdad del hombre y la mujer, se habrán destruido totalmente las bases de la guerra. La igualdad del hombre y la mujer es conducente a la abolición de la guerra, par cuanto la mujer nunca estará dispuesta a aprobarla.
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